En un mundo globalizado e interconectado en el que el multilingüismo es la norma, la gran mayoría de los estadounidenses no aprenden ni hablan otro idioma que no sea el inglés, lo que da lugar a un déficit de idiomas extranjeros en EE.UU., agravado por la pandemia mundial de COVID, que repercute negativamente en los estadounidenses en términos de ciudadanía global y local, así como en nuestra seguridad nacional y económica. A pesar de la presencia de muchas lenguas en lo que hoy es Estados Unidos a lo largo de la historia, el aprendizaje de lenguas extranjeras ha disminuido tanto en los colegios y universidades como en las escuelas primarias y secundarias, y muchos estudiantes estadounidenses no tienen la oportunidad de aprender otro idioma. Para abordar eficazmente el déficit de lenguas extranjeras en EE.UU. y garantizar que todos nuestros niños y estudiantes de todas las edades tengan la oportunidad de aprender otro idioma, es necesario abogar por las lenguas extranjeras. Los educadores de lenguas extranjeras y otras partes interesadas en la educación, las empresas y el gobierno, así como en nuestras comunidades, deben trabajar juntos para que se fomente el aprendizaje y el uso de otras lenguas en nuestras comunidades, en el lugar de trabajo, en los medios de comunicación y en toda nuestra sociedad.
